Estamos ya en la tercera parte de nuestra reflexión. En la segunda parte reflexionamos el estudio realizado por el Doctor en psicología Gerard J. M. van den Aardweg, quien en su libro "Homosexualidad y Esperanza" demuestra científicamente que la homosexualidad es un trastorno psicológico y presenta su terapia para curarla, la cual ha aplicado en la última década con excelentes resultados.
En esta ocasión analizaremos, a la luz de los dos temas anteriores, la propuesta de Enrique Peña Nieto y demostraremos que dicha propuesta va en contra del matrimonio, la familia y los derechos de los niños.
La iniciativa del Presidente Enrique Peña Nieto incluye modificaciones al Código Civil Federal, los cuales se agrupan en cuatro puntos, que iremos viendo y analizando uno a la vez:
Primer punto de la propuesta. Matrimonio igualitario para todos
Se propone modificar 14 artículos del Código Civil Federal para eliminar la premisa que indica que el fin del matrimonio es la "perpetuación de la especie". Los cambios propuestos señalan al matrimonio como la unión de dos personas mayores de edad que tienen la intención de tener una vida en común para procurarse ayuda mutua, solidaridad, respeto e igualdad.
También se eliminan los términos y preceptos que definen al matrimonio como la unión de un hombre con una mujer y dan origen a una relación de esposo y esposa o de marido y mujer.
Reflexión del primer punto
El primer punto hace a un lado uno de los fines del matrimonio: la perpetuación de la especie, de la cual depende la subsistencia de la raza humana.
Según los especialistas en demografía, para que una cultura permanezca esta debe tener un índice de natalidad superior a 2.11 hijos por familia, cuando esto baja a menos de 1.9 la tendencia es ya irreversible y la cultura, el grupo, la sociedad, el país o el estado tenderá a desaparecer. Esta es la realidad de Europa donde tenemos que Francia tiene un índice de natalidad de 1.8; Inglaterra, 1.6; Grecia, 1.3; Italia, 1.2; y encabezando la no procreación está España con 1.1 hijos por familia. El promedio en todo Europa es de 1.6 niños por familia.
El Doctor Daniel Pipes, quien es director del Midde East Forum (Foro de Oriente Medio) y miembro de la dirección del U. S. Institute of Peace (Instituto de Paz de Estados Unidos), un galardonado columnista del New York Sun y del Jerusalem Post, en un estudio realizado concluye que, de mantenerse las actuales tendencias de población e inmigración, la población en Europa, que hoy es de cerca de 375 millones de habitantes podría caer hasta los 275 millones hacia el año 2075. Ya al día de hoy, afirma el catedrático, para mantener su actual población trabajadora, la Unión Europea necesita 1.6 millones de inmigrantes al año, lo cuales los está recibiendo, el 80% de ellos, del Islam. En un periódico de reciente circulación en España acaba de aparecer la noticia de que ese país necesita únicamente para sustituir a la generación actual 790 nacimientos diarios.
Podemos entonces darnos una idea de la gravedad del asunto. Para ahondar un poco más y ver más claramente la gravedad de esto en París, Francia, el 45% de los jóvenes menores de 20 años son ya musulmanes. Esto hará que en Francia, en menos de 35 años, se convertirá en una nación completamente musulmana. El cristianismo en Francia será una minoría.
Y nosotros podríamos decir: bueno pues eso es en Europa. Pues sí, sin embargo para darnos cuenta de la gravedad del problema en nuestro país de la falta de procreación, los números en México no son nada alentadores. Según el INEGI en 1960, es decir hace apenas poco más de 50 años, el índice de natalidad era de 6.78 niños por familia, y para el 2010 esta taza ya ha caído a 2.22; es decir un poquito arriba de lo que se necesita para subsistir como cultura. Esto nos da una idea de la gravedad de nuestro problema. Como decía el Doctor Pipes, de seguir la tendencia anti-concepcionista el cristianismo se convertirá, en no mucho tiempo, en una minoría.
A este descenso del índice de natalidad contribuye grandemente por un lado, el hecho de que la mujer ya no quiere procrear para dedicarse al trabajo y con ello tener mejores ingresos. Por otro lado está la influencia negativa del Banco Mundial de Desarrollo que condiciona los préstamos, a tazas preferenciales, a los países que pongan límites de natalidad y que fomenten la esterilidad. Detrás de todo este esfuerzo económico está la consciencia de vivir bien hoy para después desaparecer.
Otro factor que ha empujado el descenso de la taza de natalidad son las políticas gubernamentales que fomentan el aborto. Con ello vemos como en muy poco tiempo se ha empujado una cultura de la muerte, como la llama San Juan Pablo II.
Podemos decir que la cereza del pastel, para que todo se vea completo, es la legitimación y la legalización de las uniones homosexuales, de las cuales no puede salir nada. Un plan sumamente cuestionable y perfectamente estructurado en todas sus áreas que puede desembocar en la destrucción de la sociedad.
Asimismo, este primer punto de la propuesta pretende eliminar los términos y preceptos que definen el matrimonio como la unión de un hombre con una mujer. Sin embargo esto no se puede hacer, ya que el matrimonio se define como la alianza por la cual, el hombre y la mujer, se unen libremente para toda la vida con el fin de ayudarse mutuamente, procrear y educar a los hijos.
Podemos darnos cuenta que este primer punto atenta contra el matrimonio y su finalidad primordial. Esto no obedece a una situación aislada sino que tiene concatenada una serie de elementos que empujan a la sociedad a una vida miserable, la cual, si bien no está todavía en el horizonte, ya se asoma y no tardará en aparecer creando un clima de caos en todo el mundo.
Asimismo, este primer punto de la propuesta pretende eliminar los términos y preceptos que definen el matrimonio como la unión de un hombre con una mujer. Sin embargo esto no se puede hacer, ya que el matrimonio se define como la alianza por la cual, el hombre y la mujer, se unen libremente para toda la vida con el fin de ayudarse mutuamente, procrear y educar a los hijos.
Podemos darnos cuenta que este primer punto atenta contra el matrimonio y su finalidad primordial. Esto no obedece a una situación aislada sino que tiene concatenada una serie de elementos que empujan a la sociedad a una vida miserable, la cual, si bien no está todavía en el horizonte, ya se asoma y no tardará en aparecer creando un clima de caos en todo el mundo.
Segundo punto de la propuesta. Igualdad de condiciones para la adopción
La iniciativa del presidente propone ampliar la fracción III del artículo 390 del Código Civil Federal para agregar que “la orientación sexual o la identidad y expresión de género” no constituyen un obstáculo para considerar que una persona es apta y adecuada para adoptar.
Reflexión del segundo punto
Para ver las consecuencias de una adopción por parte de una pareja homosexual y la no idoneidad de estas parejas para adoptar, el mismo Colegio Americano de Pediatras, ACPeds (American College of Pediatricians), dice que las personas que mantienen prácticas homosexuales son más propensas que los heterosexuales a padecer enfermedades mentales, abusar de sustancias, a experimentar tendencias suicidas y a acortar sus esperanzas de vida.
El ACPeds, en su estudio, puntualiza que los niños criados en hogares homosexuales son más propensos a experimentar confusión sexual, a mantener comportamientos homosexuales y a experimentar con el sexo. Los adolescentes, por su parte, y los jóvenes que adoptan un estilo de vida homosexual tienen mayor riesgo de padecer problemas mentales tales como la depresión, ansiedad, desórdenes de conducta, dependencia de sustancias, especialmente ideas suicidas y tentativas de suicidio como ocurre con los homosexuales adultos.
Si toda esta problemática se tuviera en cuenta en un proceso serio de adopción, debería dar como resultado la negación de la adopción, ya que a las parejas heterosexuales, por situaciones mucho menos graves que estas, se les niega la adopción; con mayor razón debería negársele a quienes puedan representar un mayor riesgo para la salud, el bienestar, el equilibrio emocional de los niños, que son ofrecidos en adopción.
Entonces, ¿cómo es posible que se permita la adopción bajo las situaciones antes descritas? La respuesta está en la presión del lobby gay, que ha presionado en los países, en donde se permite, para que todo esto no aparezca en los expedientes de los solicitantes, porque si no se les considera como homofóbicos y discriminatorios. Con ello priva a los niños de un hogar en donde puedan crecer como un ser humano sano, con la asistencia de un padre y una madre como Dios lo pensó, como el mundo durante miles de años lo ha vivido. Que los casos de adopción sean seleccionados con extremo cuidado.
Hoy se habla mucho de los derechos de los homosexuales con respecto a la adopción de los niños. Pero ¿quién ha pensado y defendido los derechos de los niños? Este tipo de adopción contradice los derechos humanos de los niños, que tienen el derecho fundamental a tener una familia real que se esfuerce fundamentalmente por su propio bien. En la adopción se debe mirar en primer lugar por los niños que necesitan ser adoptados y no por los padres que quieran adoptar. Los niños que no tienen una familia no pueden ser un premio que pueda ganar el mejor postor, ellos también tienen derechos y parece que la iniciativa gubernamental tiende a ignorarlos. Sin embargo una vez aceptado el cambio en nuestra constitución los niños perderán automáticamente sus derechos.
La idea del matrimonio igualitario no se queda en únicamente en el reconocimiento legal de las uniones homosexuales, las consecuencias son mucho más profundas. Otras más que podríamos citar, es el camino que se va a abrir hacia la explotación de vientres de alquiler rentados por los homosexuales, quienes ya que no pueden tener hijos de forma natural, y que con el paso del tiempo se irán agotando los que se den en adopción, producto de la relación sexual normal, encontrarán en este camino la forma de hacerse de un bebé. Otra de las consecuencias será, como ya ocurre en los países que han adoptado esta ideología, será la imposición de educación sexual en las escuelas con ideología de género, para la "no discriminación". De hecho, el secretario de educación en nuestro país, ya ofreció revisar los libros de texto para que la iniciativa del presidente esté también presente en todos los libros de texto gratuitos, es decir que habrá un adoctrinamiento destructor de consciencias.
Para ver las consecuencias de una adopción por parte de una pareja homosexual y la no idoneidad de estas parejas para adoptar, el mismo Colegio Americano de Pediatras, ACPeds (American College of Pediatricians), dice que las personas que mantienen prácticas homosexuales son más propensas que los heterosexuales a padecer enfermedades mentales, abusar de sustancias, a experimentar tendencias suicidas y a acortar sus esperanzas de vida.
El ACPeds, en su estudio, puntualiza que los niños criados en hogares homosexuales son más propensos a experimentar confusión sexual, a mantener comportamientos homosexuales y a experimentar con el sexo. Los adolescentes, por su parte, y los jóvenes que adoptan un estilo de vida homosexual tienen mayor riesgo de padecer problemas mentales tales como la depresión, ansiedad, desórdenes de conducta, dependencia de sustancias, especialmente ideas suicidas y tentativas de suicidio como ocurre con los homosexuales adultos.
Si toda esta problemática se tuviera en cuenta en un proceso serio de adopción, debería dar como resultado la negación de la adopción, ya que a las parejas heterosexuales, por situaciones mucho menos graves que estas, se les niega la adopción; con mayor razón debería negársele a quienes puedan representar un mayor riesgo para la salud, el bienestar, el equilibrio emocional de los niños, que son ofrecidos en adopción.
Entonces, ¿cómo es posible que se permita la adopción bajo las situaciones antes descritas? La respuesta está en la presión del lobby gay, que ha presionado en los países, en donde se permite, para que todo esto no aparezca en los expedientes de los solicitantes, porque si no se les considera como homofóbicos y discriminatorios. Con ello priva a los niños de un hogar en donde puedan crecer como un ser humano sano, con la asistencia de un padre y una madre como Dios lo pensó, como el mundo durante miles de años lo ha vivido. Que los casos de adopción sean seleccionados con extremo cuidado.
Hoy se habla mucho de los derechos de los homosexuales con respecto a la adopción de los niños. Pero ¿quién ha pensado y defendido los derechos de los niños? Este tipo de adopción contradice los derechos humanos de los niños, que tienen el derecho fundamental a tener una familia real que se esfuerce fundamentalmente por su propio bien. En la adopción se debe mirar en primer lugar por los niños que necesitan ser adoptados y no por los padres que quieran adoptar. Los niños que no tienen una familia no pueden ser un premio que pueda ganar el mejor postor, ellos también tienen derechos y parece que la iniciativa gubernamental tiende a ignorarlos. Sin embargo una vez aceptado el cambio en nuestra constitución los niños perderán automáticamente sus derechos.
La idea del matrimonio igualitario no se queda en únicamente en el reconocimiento legal de las uniones homosexuales, las consecuencias son mucho más profundas. Otras más que podríamos citar, es el camino que se va a abrir hacia la explotación de vientres de alquiler rentados por los homosexuales, quienes ya que no pueden tener hijos de forma natural, y que con el paso del tiempo se irán agotando los que se den en adopción, producto de la relación sexual normal, encontrarán en este camino la forma de hacerse de un bebé. Otra de las consecuencias será, como ya ocurre en los países que han adoptado esta ideología, será la imposición de educación sexual en las escuelas con ideología de género, para la "no discriminación". De hecho, el secretario de educación en nuestro país, ya ofreció revisar los libros de texto para que la iniciativa del presidente esté también presente en todos los libros de texto gratuitos, es decir que habrá un adoctrinamiento destructor de consciencias.
Tercer punto de la propuesta. Garantizar la identidad de género
Peña Nieto propone agregar al Código Civil Federal el artículo 136 Bis: “las personas podrán solicitar la expedición de una nueva acta de nacimiento para el reconocimiento de la identidad de género”.
Según el presidente, ejercer el derecho a la identidad tras permitir el cambio de nombre y de sexo establecidos en documentos oficiales implica “cumplir con el principio y derecho de igualdad y no discriminación”.
Reflexión del tercer punto
La aparición de forma abierta de la homosexualidad ha estado siempre ligada en todas las civilizaciones que ha habido en la historia a una época de decadencia en la sociedad y por ello siempre ha estado ligada a las sociedades corrompidas por la pérdida de valores como lo podemos ver claramente en los diferentes imperios como son Roma, Grecia, Egipto, etc. Por otro lado, hasta hace pocos años, la ciencia ha estado siempre de acuerdo en que la homosexualidad es una enfermedad mental, sin embargo hoy se propone como una opción personal por un sexo, bajo esta óptica la persona decide ya no ser lo que es.
Hablemos claro: Nadie puede cambiar el sexo, está escrito en el ADN, en cada célula de nuestro cuerpo.
Esta ideología sobre la identidad de género propone que lo que importa no es de qué sexo eres realmente, sino que sexo quieres ser o cual sexo crees que eres. Las personas podrían ser sancionadas simplemente por usar los pronombres correctos al referirse a una persona que obviamente es del sexo masculino, pero que quiere ser del femenino.
A continuación cito un fragmento de una entrevista realizada al británico Theodore Dalrymple, doctor en psiquietría y autor del ensayo "Nuestra cultura, lo que queda de ella", en el cual desenmascara el engaño de la identidad de género.
Al estudiar las sociedades comunistas, llegué a la conclusión de que el propósito de la propaganda comunista no era persuadir o convencer, ni siquiera informar, sino humillar; y por tanto, mientras ésta menos correspondiera con la realidad era mejor. Cuando las personas son forzadas a permanecer silenciosas cuando se les están diciendo las mentiras más obvias, o peor aun cuando ellas mismas son forzadas a repetir las mentiras, pierden de una vez y por todas el sentido de decencia. El asentir a mentiras obvias es cooperar con el mal, y de cierto modo es convertirse en el mal uno mismo. De esta manera, la postura de uno a resistirse al mal se erosiona, y aún se destruye.
Una mentira conduce a otra. Una persona claramente masculina se presenta en público como mujer. El ha tenido cirugía y tratamiento de hormonas para perfeccionar su impersonización y demanda y pretende que esto lo convierta en una mujer. El quiere que usemos pronombres femeninos cuando hablemos con el y que le permitamos usar el baño de damas. El también quiere cambiar su acta de nacimiento y su licencia de conducir. Mientras algunas personas que se presentan como de otro sexo obviamente no son del sexo que pretenden ser, otras son capaces de engañar a sus compañeros sexuales sin informarles de su verdadera identidad sexual.
El circulo de engaño creado por esta "ideología de género" comienza con quienes quieren ser del otro sexo engañándose a si mismos. De niños pueden haber sido dañados, traumatizados, abusados o rechazados. Cayeron en la envidia y la fantasía, imaginando "Si yo fuera del otro sexo, estaría segura, amada, valorada".
Esta envidia se convirtió en una obsesión. Ellos codiciaban las partes del cuerpo del otro sexo, y despreciaban las propias. La idea de que eran "transexuales" puede haber sido sugerida a ellos por un profesional de la salud mental o puede ser que hayan visto en los medios reportajes sobre "cambios de sexo". Ellos se engañaron a si mismos creyendo que esto sería la respuesta a todos sus problemas. Mientras que algunos simplemente quieren ser del otro sexo, otros pueden realmente llegar a creer que realmente son del otro sexo, que la naturaleza se equivocó y que les dio un cuerpo de un sexo y el cerebro del otro. Tal delusión es muy difícil de tratar, particularmente cuando la persona se entera que existen cirujanos capaces de cumplir sus fantasías y crear la apariencia del otro sexo.
Cuarto punto de la propuesta. Divorcio sin expresión de causa
Para completar su iniciativa, el presidente Peña Nieto propone modificar el artículo 267 del Código Civil Federal. Señala que, actualmente, las causales de divorcio son “verdaderos obstáculos para que las personas puedan obtener la disolución de su matrimonio”.
Se describe a estas causales como anacrónicas, inoperantes, obsoletas y discriminatorias que atentan contra el libre desarrollo de la personalidad.
Ante ello, se propone que “la sola manifestación de voluntad de uno de los cónyuges de no querer continuar con el matrimonio es suficiente, sin importar la posible oposición del otro cónyuge” para el divorcio.
Reflexión del cuarto punto.
La fácil solución del divorcio haría que se rompieran muchos matrimonios con problemas perfectamente superables, que no deberían haberse roto nunca.
El matrimonio hay que contraerlo con responsabilidad. En todos los matrimonios hay altibajos y momentos de crisis. Pero estos momentos hay que superarlos con amor y virtud. El que vaya al matrimonio pensando que nunca tendrá nada que aguantar es un iluso. En todos los matrimonios hay algo que tolerar y no se soluciona cambiando de persona; pues no hay persona sin defectos. Y no se va a estar cambiando de persona en el matrimonio, como quien cambia de camisa.
La posibilidad del divorcio lleva al malestar familiar. El divorcio hace que los esposos difícilmente se soporten sus defectos, y con facilidad creen que cambiando de persona va a desaparecer lo que no puede desaparecer, pues es inherente a las deficiencias del carácter humano.
Una aventura amorosa, de momento, puede parecer maravillosa; pero a la larga es fácil que caiga en las mismas dificultades que el matrimonio estable.
El divorcio no es un derecho de la persona humana. Los derechos de la persona humana, lo mismo que las leyes de la Física, tienen un valor objetivo, no dependen de lo que a cada uno le parezca. Lo que es un derecho de la persona humana es el matrimonio, no el divorcio. Por eso el matrimonio es lo que se reconoce en la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU, y no el divorcio.
Cada cual es libre para casarse o no. Pero el que se casa, no es libre para cambiar la naturaleza indisoluble del matrimonio. No se puede manipular la institución del matrimonio, hecha para el bien común, a gusto de cada cual. Lo mismo que nadie puede cambiar a su gusto las normas y leyes de tráfico. Podemos salir a la carretera o quedarnos en casa, pero si salimos a la carretera, tenemos la obligación de someternos a las leyes de tráfico, puestas para el bien común. Lo mismo pasa con el matrimonio.
Cuando varón y mujer contraen matrimonio, acceden a una institución de la que brota para ellos un vínculo de carácter permanente. El matrimonio así contraído rebasa los intereses privados de los cónyuges y, aunque ellos fueron libres para contraerlo, no lo son para romper el vínculo que nació del mutuo consentimiento. El matrimonio estable es un bien para la sociedad. Y por hoy, nada más.
Como podemos ver, la propuesta del Lic. Enrique Peña Nieto va en contra de la familia, el matrimonio y los derechos de los niños.
Decir que debemos aceptar estas leyes porque son propias de países civilizados, es tan ridículo como decir que puesto que el terrorismo se da en países civilizados, debemos consentirlo.
Hasta aquí la tercera parte de nuestra reflexión. En la cuarta parte hablaremos de cómo contrarrestar esta ideología que se nos pretende imponer por medio de esta nueva ley.
Que Dios te llene de bendiciones.
Reflexión del cuarto punto.
La fácil solución del divorcio haría que se rompieran muchos matrimonios con problemas perfectamente superables, que no deberían haberse roto nunca.
El matrimonio hay que contraerlo con responsabilidad. En todos los matrimonios hay altibajos y momentos de crisis. Pero estos momentos hay que superarlos con amor y virtud. El que vaya al matrimonio pensando que nunca tendrá nada que aguantar es un iluso. En todos los matrimonios hay algo que tolerar y no se soluciona cambiando de persona; pues no hay persona sin defectos. Y no se va a estar cambiando de persona en el matrimonio, como quien cambia de camisa.
La posibilidad del divorcio lleva al malestar familiar. El divorcio hace que los esposos difícilmente se soporten sus defectos, y con facilidad creen que cambiando de persona va a desaparecer lo que no puede desaparecer, pues es inherente a las deficiencias del carácter humano.
Una aventura amorosa, de momento, puede parecer maravillosa; pero a la larga es fácil que caiga en las mismas dificultades que el matrimonio estable.
El divorcio no es un derecho de la persona humana. Los derechos de la persona humana, lo mismo que las leyes de la Física, tienen un valor objetivo, no dependen de lo que a cada uno le parezca. Lo que es un derecho de la persona humana es el matrimonio, no el divorcio. Por eso el matrimonio es lo que se reconoce en la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU, y no el divorcio.
Cada cual es libre para casarse o no. Pero el que se casa, no es libre para cambiar la naturaleza indisoluble del matrimonio. No se puede manipular la institución del matrimonio, hecha para el bien común, a gusto de cada cual. Lo mismo que nadie puede cambiar a su gusto las normas y leyes de tráfico. Podemos salir a la carretera o quedarnos en casa, pero si salimos a la carretera, tenemos la obligación de someternos a las leyes de tráfico, puestas para el bien común. Lo mismo pasa con el matrimonio.
Cuando varón y mujer contraen matrimonio, acceden a una institución de la que brota para ellos un vínculo de carácter permanente. El matrimonio así contraído rebasa los intereses privados de los cónyuges y, aunque ellos fueron libres para contraerlo, no lo son para romper el vínculo que nació del mutuo consentimiento. El matrimonio estable es un bien para la sociedad. Y por hoy, nada más.
Como podemos ver, la propuesta del Lic. Enrique Peña Nieto va en contra de la familia, el matrimonio y los derechos de los niños.
Decir que debemos aceptar estas leyes porque son propias de países civilizados, es tan ridículo como decir que puesto que el terrorismo se da en países civilizados, debemos consentirlo.
Hasta aquí la tercera parte de nuestra reflexión. En la cuarta parte hablaremos de cómo contrarrestar esta ideología que se nos pretende imponer por medio de esta nueva ley.
Que Dios te llene de bendiciones.
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