El Jubileo de la Misericordia, convocado por el Papa Francisco, dio inicio el pasado 8 de diciembre, en la fiesta de la Inmaculada Concepción. Que el Jubileo de la Misericordia haya iniciado en esta festividad no es casualidad.
La encarnación del Hijo de Dios en el vientre de María es el signo visible de la misericordia de Dios por sus hijos, a quienes quiere salvar. María es también signo de esta misericordia de Dios con aquélla frase "Hágase en mí como has dicho" (Cfr Lc 1, 38). De esta manera María coopera en el plan misericordioso de Dios.
Si bien Jesús es verdadero Dios al ser engendrado por obra del Espíritu Santo, es también verdadero hombre al haber requerido del cuerpo y sobre todo del Sí voluntario de María.
Elegida para ser la madre del Hijo de Dios, María estuvo preparada desde siempre por el amor del Padre para ser el Arca de la Alianza entre Dios y los hombres. Custodió en su corazón la divina misericordia en perfecta sintonía con su hijo Jesús. Su canto de alabanza, en el umbral de la casa de Isabel, estuvo dedicado a la misericordia que se extiende "de generación en generación" (Lc 1, 50). (Bula de la Misericordia #24)..
María es también Madre de misericordia porque Jesucristo, su hijo, es enviado por el Padre como revelación de la misericordia de Dios. El ha venido no para condenar sino para perdonar, para derramar misericordia. Pero también es madre de misericordia porque Jesús le confía su Iglesia y toda la humanidad. A los pies de la cruz, al aceptar a Juan como su hijo, cuando junto con Cristo, pide perdón para los que no saben lo que hacen (cfr Lc 23, 34). María, con perfecta docilidad al Espíritu Santo, experimenta la riqueza y la universalidad del amor de Dios. De este modo se nos entrega como Madre de todos y de cada uno de nosotros. Se convierte en la Madre que nos alcanza la misericordia de Dios.
El evento Guadalupano, signo de misericordia y de perdón.
La Iglesia Católica es una Iglesia de misericordia y la celebración del acontecimiento Guadalupano celebra la misericordia de Dios.
Este 12 de diciembre celebramos en toda Hispanoamérica y en parte de Estados Unidos el acontecimiento Guadalupano ocurrido en diciembre de 1531, cuando la Virgen María se le apareció a Juan Diego, nacido en Cuauhtitlán y pertenieciente a la etnia de los chichimecas, mientras caminaba por el cerro del Tepeyac.
Lo sucedido aquél día, es la revelación de un Dios que puede contener la ira, pero que no puede contener la misericordia.
Como ya se dijo no es casualidad que el Jubileo de la Misericordia haya iniciado con la festividad de la Inmaculada Concepción, y tampoco es casualidad que la primera celebración importante dentro de la Iglesia, luego de iniciado el Jubileo, sea la festividad de Santa María de Guadalupe.
María es parte crucial del plan misericordioso de Dios. Es por eso que durante este año jubilar de la misericordia se nos invita a estar unidos a María mediante el rezo del Santo Rosario.
Celebremos pues esta festividad con gozo y esperanza en el amor misericordioso de Dios.
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