La reforma protestante fue un movimiento religioso iniciado en Alemania durante el siglo XVI por Martín Lutero, que llevó a un cisma de la Iglesia Católica dando origen a la primera secta protestante, conocida actualmente como iglesia luterana, de la cual se han derivado el resto de sectas protestantes.
Martín Lutero
Fue un teólogo y fraile agustino nacido el 10 de noviembre de 1483 en el pueblo de Eisleban, ubicado al noreste de Alemania, Su verdadero apellido era Luder, pero se tradujo al español como Lutero. Sus padres, Hans y Margarethe Luder lo educaron según la fe católica. A la edad de 18 años ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad de Erfurt, siguiendo los deseos de su padre, pero en 1505 abandonó la Universidad y entró al monasterio agustino de Erfurt.
El joven Lutero se dedicó por completo a la vida del monasterio, empeñándose en realizar buenas obras con el fin de complacer a Dios y servir a otros mediante la oración por sus almas. Su vida se complicó cuando se dedicó con mucha intensidad al ayuno, a las flagelaciones, a largas horas en oración, al peregrinaje y a la confesión constante. Cuanto más intentaba agradar a Dios, más se daba cuenta de sus pecados.
Johann von Staupitz, el superior de Lutero, concluyó que el joven necesitaba más trabajo para distraerse de su excesiva reflexión, y ordenó al monje que comenzara una carrera académica.
En 1507 Lutero fue ordenado sacerdote y en 1508 comenzó a enseñar Teología en la Universidad de Wittenberg. El 21 de octubre de 1512 fue recibido en el Senado de la Facultad de Teología, dándole el título de Doctor en Biblia. En 1515 fue nombrado vicario de su orden, quedando a su cargo once monasterios.
Durante esta época estudió el griego y el hebreo para profundizar en el significado y los matices de las palabras utilizadas en las Escrituras, conocimientos que luego emplearía para la traducción de la Biblia judía.
Las ansias de obtener grados académicos llevaron a Martín Lutero a estudiar las Escrituras en profundidad. Influido por la vocación humanista de ir a las fuentes, se sumergió en el estudio de la Biblia y de la Iglesia primitiva. Debido a esto, términos como la penitencia y la probidad tomaron un nuevo significado para Lutero, convencido ahora de que la Iglesia había perdido la visión de varias verdades centrales que el cristianismo enseñaba en las Escrituras, siendo una de las más importantes de ellas la doctrina de la justificación solo por la fe. Lutero empezó a enseñar que la salvación es un regalo exclusivamente de Dios, dado por la gracia a través de Cristo y recibido solamente por la fe.
Más tarde, Lutero definió y reintrodujo el principio de la distinción propia entre la Ley de Moisés y los Evangelios que reforzaban su teología de la gracia. Como consecuencia, Lutero creía que su principio de interpretación era un punto inicial esencial en el estudio de las Escrituras. Notó que la falta de claridad al distinguir la Ley Mosaica de los Evangelios era la causa de la incorrecta comprensión del Evangelio de Jesús en la Iglesia de su época, a la que responsabilizaba de haber creado y fomentado muchos errores teológicos fundamentales.
Causas de la reforma protestante
Hablar de las causas de la reforma protestantes no es algo simple, pues no fue uno sino un conjunto de factores que se conjugaron entre sí y ocasionaron el curso de los acontecimientos. Es necesario reconocer que para esa época la Iglesia pasaba por una profunda crisis, pues abundaban los abusos y la vida escandalosamente pecaminosa de algunos miembros del clero católico e inclusive de la alta jerarquía.
Incluso hoy perdura la opinión mayoritaria de que fueron estos abusos los que causaron la Reforma, e incluso católicos notables de aquella época estaban de acuerdo. Otros historiadores y católicos notables diferían y alegaban que en otras épocas también habían ocurrido abusos similares o mayores sin que ello ocasionara el cisma. Pero independientemente de que fuera este el principal detonante o fuera uno de los muchos factores que la produjeron, lo cierto es que los reformadores, por lo menos Lutero, tenían muy claro que sus objeciones no iban tanto dirigidas a los abusos sino a la doctrina católica misma.
Origen de la doctrina de la Sola Escritura y del juicio privado.
Martín Lutero era un hombre profundamente escrupuloso que vivía lleno de angustia y atormentado por sentirse incapaz de dominar sus pasiones. Es así como sintiéndose abandonado y reprobado por Dios va formando el núcleo de la doctrina que le dará consuelo, la cual está basado en el siguiente texto escrito por Lutero:
Si la concupiscencia (que para Lutero era pecado porque no diferenciaba el sentir del consentir) permanece siempre en el hombre por causa del pecado original, es porque la libertad humana o libre albedrío está completamente corrompida, de allí que el hombre no puede ser justificado intrínsecamente sino extrínsecamente por imputación. El hombre no es hecho santo sino declarado santo, permanece pecador pero se le imputa la justicia de Cristo, de allí que el hombre se salve solo por la fe, que se entiende como la sola confianza en que la divina misericordia remitirá los pecados por los méritos de Jesucristo. Las obras y el cumplimiento de los mandamientos no son necesarios para la salvación sino simplemente consecuencias de la fe. Y es en este contexto donde nace la doctrina conocida como la Sola Fides o salvación por la fe sola.
El problema de Lutero es que sus planteamientos tropezaban no solo con la enseñanza del Magisterio de la Iglesia, sino con toda la Tradición eclesiástica comenzando desde la Iglesia primitiva hasta nuestros días.
Es así donde Lutero y los reformadores para imponer su doctrina de la Sola Fe tenían que previamente derribar tanto la autoridad del Magisterio católico (como intérprete autorizado de Revelación), como la Tradición (porque tampoco estaba de acuerdo con ellos). Al derribar la Tradición derribaban también la autoridad de los Concilios Ecuménicos y pronunciaciones dogmáticas que la Iglesia había hecho a lo largo de toda su historia.
La razón de rechazar la Tradición no solo era que se oponía a su forma de entender las Escrituras, sino que al quedarse con solo la Biblia les resultaba más fácil apoyar sus doctrinas, interpretando algunos pasajes a su manera, y restando importancia a otros que pudieran no convenirles.
La Tradición hasta ese entonces había servido como un punto vital de referencia para entender como habían interpretado el contenido de la Revelación los primeros cristianos y sus generaciones posteriores. Era una referencia invaluable para no malinterpretar el significado original de los textos, pero sin ella este punto de referencia se encontraba completamente ausente.
Resultaba muy incomodo porque al evidenciar que los primeros cristianos profesaban una fe distinta a la de ellos, se dejaba al descubierto que su doctrina era ciertamente opuesta a la enseñanza de los apóstoles. Reconocer esto era como colgarse en el pecho un cartel que dijese "falso profeta", pues estaba escrito que: «Pues llegará un tiempo en que los hombres ya no soportarán la sana doctrina, sino que se buscarán maestros a su gusto, hábiles en captar su atención» (2 Timoteo 4, 3).
Los reformadores sufren las consecuencias de su propia doctrina
Pero una vez que los reformadores trasladaron la autoridad para interpretar de forma definitiva las Escrituras a cada individuo, se encontraron con un problema aún mayor: el mismo principio que ellos usaron para rechazar la autoridad de la Iglesia podía ser usado contra ellos por sus propios seguidores. Y es así como precisamente han surgido incontables sectas protestantes.
Es importante que entendamos que los primeros cristianos, empezando por los apóstoles, entendían u sostenían que la teología debe ser formulada de acuerdo a tres principios: Escritura, Tradición y Magisterio.
¿Cristianos o Protestantes?
Actualmente las sectas protestantes se han presentado como cristianos, y han hecho creer a muchos, incluyendo católicos, que ellos son cristianos y nosotros no. Cuando la realidad es otra: los verdaderos cristianos somos los católicos, esto se demuestra en la siguiente cita: «Bernabé salió para Tarso en busca de Saulo, y apenas lo encontró lo llevó a Antioquía. En esta Iglesia trabajaron juntos durante un año entero, instruyendo a muchísima gente, y fue en Antioquía donde los discípulos por primera vez recibieron el nombre de cristianos.» (Hechos 11, 25-26). Tal como lo dice claramente el texto, fue en Antioquía donde los discípulos por primera vez fueron llamados cristianos. Estos discípulos fueron los que vivieron con Jesús y recibieron directamente de Él el encargo: «Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mateo 28, 19).
Este texto de Hechos de los Apóstoles (Hechos 11, 25-26) data del año 64, y la Iglesia Católica fue fundada 30 años antes por el mismo Jesús sobre Pedro: «Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (o sea Piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes de la muerte jamás la podrán vencer.» (Mateo 16, 18).
Por lo tanto, el nombre correcto para nuestros hermanos separados es "protestantes", ya que surgen de la reforma protestante de Martín Lutero en el siglo XVI.
Nuestro nombre es Cristianos y nuestro apellido es Católicos. La palabra Católico viene del griego καθολικός (katholikós) que significa "universal". Por lo tanto no nos dejemos robar el nombre cristianos y no tengamos miedo de llamar a nuestros hermanos separados "protestantes".
Que Dios te llene de bendiciones.
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