domingo, 28 de agosto de 2016

Los misterios del Rosario. Primera parte

En el tema anterior reflexionábamos acerca del Rosario, su historia, su importancia y los beneficios que obtenemos al meditarlo.

En esta ocasión profundizaremos acerca de los misterios del Rosario.

La palabra misterio viene del griego μυστήριο (mistérion) que literalmente significa "conocimiento valioso". De esta traducción se deriva su definición:

Misterio: verdad que no podemos comprender por ir más allá de nuestro entendimiento. Otra definición que también es aceptada es "verdad inagotable".

Es importante aclarar entonces que aún y cuando no podamos entender un misterio no por eso deja de ser una verdad. Por lo tanto los misterios del Rosario son verdades de fe que no podemos negar o contradecir.

Actualmente los misterios del Rosario se dividen en cuatro: Misterios Gozosos, Misterios Luminosos, Misterios Dolorosos y Misterios Gloriosos. En total son veinte misterios.

Aún y cuando el Rosario es una oración dedicada a María, es totalmente Cristocéntrico, es decir, que todos los misterios del Rosario giran en torno a Jesús. Y solamente dos misterios se centran completamente en María: La asunción de María y la coronación de María como reina del cielo y la tierra.

Misterios Gozosos.
(Se rezan lunes y sábado)

Llamados así por el gozo de la venida del Mesías esperado. Celebran el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios en el vientre virginal de María.

1.- La Anunciación.
Llegó el ángel hasta ella y le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo. Pero el ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David; gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás.»... Dijo María: «Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho.» Después la dejó el ángel. (Lucas 1, 28-33.38)

El anuncio del ángel Gabrial  a María, da cumplimiento todas las profecías del Antiguo Testamento que hablan de la venida del Mesías.

La elección de María como madre de Jesús no fue al azar, sino que fue parte del plan misericordioso de Dios. Y aunque este plan no había sido revelado del todo, María confió plenamente en Dios y aceptó su voluntad.

2- La Visitación de María a su prima Santa Isabel
Por entonces María tomó su decisión y se fue, sin más demora, a una ciudad ubicada en los cerros de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en su vientre. Isabel se llenó del Espíritu Santo y exclamó en alta voz: «¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas. ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!»  (Lucas 1, 39-43)

María, una vez que concibió a Jesús por obra del Espíritu Santo, sintió un gran deseo de llevarlo a otros. De inmediato fue a visitar a su prima Isabel.

La sola presencia de Jesús en el seno de María, purificó y santificó a Juan el Bautista, antes de que naciera.

Así Jesús, por mediación de María, pudo empezar a realizar su misión salvadora.

3- El Nacimiento de Jesús
Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento. Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el Angel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor. El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor. (Lucas 6, 2-11).

El nacimiento de Jesús en Belén, es el acontecimiento más grande de la historia, no hay otro que se le pueda comparar. El mismo nombre de Jesús nos revela la importancia de este hecho.

Jesús, que viene del hebreo יְהוֹשֻׁעַ (Yeshua) significa "Dios salva".

Es Dios mismo que viene a nuestro encuentro para salvarnos del pecado y de la muerte. ¿Hay acaso algún otro acontecimiento más grande que este?

4.- La presentación del niño Jesús al templo
Asimismo, cuando llegó el día en que, de acuerdo a la Ley de Moisés, debían cumplir el rito de la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, tal como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor. También ofrecieron el sacrificio que ordena la Ley del Señor: una pareja de tórtolas o dos pichones. Había entonces en Jerusalén un hombre muy piadoso y cumplidor a los ojos de Dios, llamado Simeón. Este hombre esperaba el día en que Dios atendiera a Israel, y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no moriría antes de haber visto al Mesías del Señor. El Espíritu también lo llevó al Templo en aquel momento. Como los padres traían al niño Jesús para cumplir con él lo que mandaba la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios con estas palabras: Ahora, Señor, ya puedes dejar que tu servidor muera en paz como le has dicho. Porque mis ojos han visto a tu salvador, que has preparado y ofreces a todos los pueblos, luz que se revelará a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel. Su padre y su madre estaban maravillados por todo lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Mira, este niño traerá a la gente de Israel ya sea caída o resurrección. Será una señal impugnada en cuanto se manifieste, mientras a ti misma una espada te atravesará el alma. Por este medio, sin embargo, saldrán a la luz los pensamientos íntimos de los hombres.»  (Lucas 2, 22-35).

La presentación en el templo, a la vez que expresa la dicha de la consagración y extasía al viejo Simeón, contiene también la profecía de que el Niño será señal de contradicción para Israel y de que una espada traspasará el alma de la Madre.

En este episodio comienza a revelarse la misión de Jesús y al mismo tiempo el sufrimiento por el que María, su madre, tendrá que pasar.

5.- El Niño Jesús perdido y hallado en el templo.
Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Cuando Jesús cumplió los doce años, subió también con ellos a la fiesta, pues así había de ser. Al terminar los días de la fiesta regresaron, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que sus padres lo supieran. Seguros de que estaba con la caravana de vuelta, caminaron todo un día. Después se pusieron a buscarlo entre sus parientes y conocidos. Como no lo encontraran, volvieron a Jerusalén en su búsqueda. Al tercer día lo hallaron en el Templo,sentado en medio de los maestros de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su inteligencia y de sus respuestas. Sus padres se emocionaron mucho al verlo; su madre le decía: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo hemos estado muy angustiados mientras te buscábamos.» El les contestó: «¿Y por qué me buscaban? ¿No saben que yo debo estar donde mi Padre?» Pero ellos no comprendieron esta respuesta. Jesús entonces regresó con ellos, llegando a Nazaret. Posteriormente siguió obedeciéndoles. Su madre, por su parte, guardaba todas estas cosas en su corazón. Mientras tanto, Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia, ante Dios y ante los hombres. (Lucas 2, 41-52).

Gozoso y dramático al mismo tiempo es este episodio de Jesús de 12 años en el templo. Aparece con su sabiduría divina mientras escucha y pregunta, y ejerciendo sustancialmente el papel de quien enseña. La revelación de su misterio de Hijo, dedicado enteramente a las cosas del Padre, anuncia aquella radicalidad evangélica que, ante las exigencias absolutas del Reino, cuestiona hasta los más profundos lazos de afecto humano. 

Esto no quiere decir que debamos abandonar a nuestros padres por el Evangelio, nada de eso, sino más bien nos invita al desprendimiento, entendiendo que nuestro paso por esta vida es temporal.


Misterios Luminosos
(Se rezan el día jueves)

Cristo es la luz del mundo (Juan 8, 12), lo cual se manifiesta de manera especial en la vida pública de Jesús. Estos misterios nos llevan a reflexionar cinco de los acontecimientos más relevantes en la vida pública de Jesús.

1- Su bautismo de Jesús en el Jordán
Entonces aparece Jesús, que viene de Galilea al Jordán donde Juan, para ser bautizado por él. Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: «Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?»
.Jesús le respondió: «Déjame ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia.» Entonces le dejó.
Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. 
Y una voz que salía de los cielos decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco.» (Mateo 3, 13-17)

Jesús, siendo Dios, se hace hombre, el último de los hombres y, siendo inocente, se hace pecado por nosotros. Por eso pide el bautismo de Juan, un bautismo de arrepentimiento. Así cumple la voluntad del Padre, quien lo proclama el Hijo amado en quien se complace.

2.- Las bodas de Caná.
Tres días más tarde se celebraba una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. También fue invitado Jesús a la boda con sus discípulos. Sucedió que se terminó el vino preparado para la boda, y se quedaron sin vino. Entonces la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino.» Jesús le respondió: «Mujer, ¿por qué te metes en mis asuntos? Aún no ha llegado mi hora.» Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan lo que él les diga.»
Había allí seis recipientes de piedra, de los que usan los judíos para sus purificaciones, de unos cien litros de capacidad cada uno. Jesús dijo: «Llenen de agua esos recipientes.» Y los llenaron hasta el borde. «Saquen ahora, les dijo, y llévenle al mayordomo.» Y ellos se lo llevaron.
Después de probar el agua convertida en vino, el mayordomo llamó al novio, pues no sabía de dónde provenía, a pesar de que lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua. Y le dijo: «Todo el mundo sirve al principio el vino mejor, y cuando ya todos han bebido bastante, les dan el de menos calidad; pero tú has dejado el mejor vino para el final.» 
Esta señal milagrosa fue la primera, y Jesús la hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él. (Juan 2, 1-11).

Este misterio es muy profundo. Primero que nada tenemos la intercesión de María, quien aún a pesar de que Jesús le hizo ver que su hora no había llegado, sin decir mucho lo hizo cambiar de parecer. He ahí el poder intercesor de María, sin embargo para que esta intercesión sea completa ella misma nos dice:  «hagan lo que Él les diga»

Otro aspecto importante son los discípulos de Jesús, quienes a pesar de seguirlo aún no están muy convencidos. Pero al ver este milagro frente a sus ojos, toda duda queda despejada y creyeron en Él.

Y por último, pero no menos importante, es la participación de Jesús en una boda. El verdadero matrimonio cristiano tiene como principal invitado a Jesús. Un matrimonio no puede subsistir si los esposos no permiten la intervención de Jesús en cada aspecto de su unión. Esto es importante recalcarlo sobre todo en estos tiempos en que la familia es tan peligrosamente atacada por ideologías contrarias al Evangelio.

3.- El anuncio del Reino de Dios.
Después de que tomaron preso a Juan, Jesús fue a Galilea y empezó a proclamar la Buena Nueva de Dios. Decía: «El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está cerca. Cambien sus caminos y crean en la Buena Nueva.» (Marcos 1, 14-15).

¿Qué es el Reino de Dios?. Es hacer todo: nuestro trabajo, nuestros deberes domésticos, nuestros estudios y toda nuestra vida según los criterios de Cristo y su Evangelio. 
¿Y porqué Jesús dice que el tiempo se ha cumplido? Porque este es el único tiempo que tenemos para cambiar nuestros caminos y creer en la Buena Nueva, no tenemos otro tiempo, pues cuando llegue el día de nuestra muerte tal vez ya sea demasiado tarde.
Esta Buena Nueva es el mismo Jesús que viene a nuestro encuentro. Por lo tanto creer en la Buena Nueva es creerle a Jesús.

4.- La transfiguración del Señor.
Jesús les dijo: «En verdad se lo digo: algunos de los que están aquí presentes no conocerán la muerte sin que ya hayan visto el Reino de Dios viniendo con poder.»
Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y los llevó a ellos solos a un monte alto. A la vista de ellos su aspecto cambió completamente. Incluso sus ropas se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo sería capaz de blanquearlas. Y se les aparecieron Elías y Moisés, que conversaban con Jesús.
Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Levantemos tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» En realidad no sabía lo que decía, porque estaban aterrados. En eso se formó una nube que los cubrió con su sombra, y desde la nube llegaron estas palabras: «Este es mi Hijo, el Amado, escúchenlo.» Y de pronto, mirando a su alrededor, no vieron ya a nadie; sólo Jesús estaba con ellos.
Cuando bajaban del cerro, les ordenó que no dijeran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del Hombre resucitara de entre los muertos. Ellos guardaron el secreto, aunque se preguntaban unos a otros qué querría decir eso de "resucitar de entre los muertos". (Marcos 9, 1-10).

Indudablemente, el propósito de la transfiguración de Cristo en al menos una parte de Su gloria celestial, fue para que el círculo íntimo de sus discípulos más allegados, pudieran tener una mayor comprensión de quien era Jesús. Cristo experimentó un cambio dramático en Su apariencia, con el fin de que los discípulos pudieran percibir Su gloria. Los discípulos, quienes solo lo habían conocido en Su cuerpo humano, ahora tenían una mayor conciencia de la divinidad de Cristo, aunque no podían comprenderla plenamente.  

La aparición de Moisés y Elías representaba la Ley y los Profetas. Pero la voz de Dios desde el cielo diciendo «Este es mi Hijo, el Amado, escúchenlo.» muestra claramente que la Ley y los Profetas deben cederle el paso a Jesús. Aquel que es el nuevo camino vivo que reemplaza el antiguo; Él es el cumplimiento de la Ley y las incontables profecías en el Antiguo Testamento. También, en Su forma glorificada, ellos vieron un adelanto de Su futura glorificación y entronización como Rey de reyes y Señor de señores. 

5.- La institución de la Eucaristía
Y mientras estaban comiendo, tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio y dijo: «Tomad, este es mi cuerpo.» Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio, y bebieron todos de ella. Y les dijo: «Esta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos. Yo os aseguro que ya no beberé del producto de la vid hasta el día en que lo beba nuevo en el Reino de Dios.» (Marcos 14, 22-25)

Por la institución de le Eucaristía, en la cual Cristo se hace alimento con su cuerpo y su sangre bajo las especies del pan y del vino, Él mismo da testimonio de su amor por la humanidad «hasta el extremo» (Juan 13, 1) y por cuya salvación se ofrece a sí mismo en sacrificio.

La próxima semana reflexionaremos los Misterios Dolorosos y los Misterios Gloriosos.

Que Dios te llene de bendiciones.

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