Con la Vigilia Pascual se cierran las actividades de Semana Santa. Recordemos que Vigilia significa "la tarde y noche anteriores a una fiesta". Por eso la misa del Sábado Santo se llama Vigilia Pascual, porque es la tarde y la noche antes de la gran fiesta de la Pascua, en la que celebramos la Resurrección de Jesús.
El Domingo de Resurrección o de Pascua es la fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido toda nuestra Religión.
Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo. En la Misa dominical recordamos de una manera especial esta gran alegría. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá encendido hasta el día de Pentecostés.
La Resurrección de Jesús es un hecho histórico cuyas pruebas, entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a su apóstoles.
Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte.
Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues podemos estar seguros que, después de una corta vida en la tierra, si hemos sido fieles, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la que gozaremos de Dios para siempre.
San Pablo nos dice: «Si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe» (I Corintios 15, 14).
Si Jesús no hubiera resucitado, sus palabras hubieran quedado en el aire, sus promesas hubieran quedado sin cumplirse y dudaríamos que fuera realmente Dios.
Pero, como Jesús si resucitó, entonces sabemos que venció la muerte y al pecado; sabemos que Jesús es Dios, sabemos que nosotros resucitaremos también, sabemos que ganó para nosotros la vida eterna y de esta manera, toda nuestra vida adquiere sentido.
El Tiempo Pascual
El Tiempo Pascual comprende cincuenta días vividos y celebrados como un sólo día: "los cincuenta días que median entre el domingo de la Resurrección hasta el domingo de Pentecostés se han de celebrar con alegría y júbilo, como si se tratara de un solo y único día festivo, como un gran domingo" (Normas Universales del Año Litúrgico, N° 22).
El Tiempo Pascual es el más fuerte de todo el año, incluso más que la Cuaresma, que se inaugura en la Vigilia Pascual y se celebra durante siete semanas hasta Pentecostés. Es la Pascua (paso) de Cristo, el Señor, que ha pasado de la muerte a la vida, a su existencia definitiva y gloriosa. Es la pascua también de la Iglesia que es introducida en la Vida Nueva de su Señor por medio del Espíritu que Cristo le dio el día de Pentecostés. El origen de esta cincuentena se remonta a los orígenes del Año Litúrgico.
Los judíos tenían ya la "fiesta de las Siete Semanas": «Luego contarás siete semanas; las contarás desde el día en que comiences a cortar el trigo. Entonces celebrarás la fiesta de las Siete Semanas a Yavé tu Dios, haciéndole ofrendas voluntarias según lo que hayas cosechado por la gracia de Yavé, tu Dios» (Deuteronomio 16, 9-10). Esta fiesta era inicialmente agrícola y luego conmemorativa de la Alianza en el Sinaí (donde Moisés recibió los 10 Mandamientos), a los cincuenta días de la Pascua.
Posteriormente los primeros cristianos usaron esta fiesta para prolongar la alegría de la Resurrección hasta el final de los cincuenta días en la fiesta de Pentecostés. Durante este tiempo no se ayuna, sino que se vive una prolongada alegría.
La liturgia insiste mucho en el carácter unitario de estas siete semanas. La primera semana es la "octava de Pascua", en la que los bautizados en la Vigilia Pascual, son introducidos a una más profunda sintonía con el Misterio de Cristo que se celebra en la liturgia.
Dentro de la Cincuentena se celebra la Ascención del Señor, ahora no necesariamente a los cuarenta días de la Pascua, porque la celebración no es tanto cronológica sino teológica, y la Ascención pertenece al misterio de la Pascua del Señor.
La Cincuentena termina con la donación del Espíritu Santo el día de Pentecostés (Πεντηκοστή), que en griego significa "el quincuagésimo día".
La unidad de la Cincuentena queda también subrayada por el Cirio Pascual que se enciende en todas las celebraciones, hasta el Domingo de Pentecostés. El Cirio es el símbolo más destacado del Tiempo Pascual. La palabra "cirio" viene del latín "cereus", que significa cera. El cirio más importante es el que se enciende en la Vigilia Pascual como símbolo de la luz de Cristo resucitado.
El Tiempo Pascual es, pues, el tiempo más importante del año litúrgico. Es más importante que la Cuaresma, el Adviento e incluso la Navidad.
Es en la Pascua donde todas las promesas de Dios terminan por cumplirse. Es la fiesta de nuestra liberación del pecado y de la muerte.
Celebremos con alegría la Pascua de la Resurrección.
Que Dios te llene de bendiciones.
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