Ha llegado la hora en la cual los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. El Padre quiere ser adorado así. (Juan 4, 23)
Este texto del evangelio según San Juan es parte de la conversación que tiene Jesús con una mujer Samaritana (Juan 4, 6-30). En la conversación, la mujer estaba discutiendo sobre los lugares de adoración con Jesús, diciendo que los judíos adoraban en Jerusalén, mientras que los samaritanos adoraban en el monte Gerizim. Jesús acaba de revelar que él sabía acerca de sus muchos maridos, así como el hecho de que el hombre con el cual vivía no era su marido. Esto hizo que ella se sintiera incómoda, por lo que ella intentó desviar su atención de su vida personal y pasar a temas religiosos. Jesús no quiso distraerse de la lección que quería darle sobre la verdadera adoración y llegó al punto central del asunto: Que los verdaderos adoradores adoren al Padre en espíritu y en verdad.