Según San Pablo, el hombre es una tri-unidad: «Que el Dios de la paz los haga santos en toda su persona. Que se digne guardarlos sin reproche, en su espíritu, su alma y su cuerpo, hasta la venida de Cristo Jesús, nuestro Señor.» (1-Tesalonisenses 5, 23). Dios hizo al hombre espíritu, alma y cuerpo para que funcionara integralmente como un ser humano completo.